miércoles, 16 de agosto de 2017

¿VALE LA PENA RECICLAR?

Sociedades más desarrolladas tienen en la generación de grandes cantidades de residuos uno de los aspectos más conflictivos. La sociedad de consumo actual, donde el “usar y tirar” está a la orden del día, es una grave amenaza para la conservación de los recursos naturales. Los consumidores tienden a pensar que su comportamiento individual tiene poca incidencia en el conjunto de atentados contra el medio ambiente.



La producción de residuos casi se ha duplicado en los últimos 30 años, estamos transformando el planeta en un enorme cubo de basura, una manera para reducir la cantidad de residuos urbanos es el reciclaje.
El reciclaje es una de las maneras más fáciles de combatir el Calentamiento Global, ya que evitamos generar mayor contaminación.
Los vertidos de plásticos llegan a los océanos destruyendo la vida marina. Cada año mueren 1.000.000 criaturas marinas por la contaminación plástica de los mares. Por culpa del plástico estamos creado verdaderas islas de basura en los océanos.

El reciclaje no sólo tiene sentido desde el punto de vista ambiental, sino también desde el punto de vista económico. Al reciclar estamos ahorrando materias primas y energía en su elaboración. Por ejemplo con el reciclado de cuatro botellas de vidrio, lograríamos ahorrar la energía suficiente equivalente al funcionamiento de un frigorífico durante un día o el equivalente a lavar la ropa de cuatro personas. Cada tonelada de papel reciclado representa un ahorro de energía de 4100KWH.

Como más vale una imagen que mil palabras a continuación os muestro dos interesantes infografías sobre las diversas razones para reciclar.


¿COMO EMPEZAR A RECICLAR?

Cada día compramos y tiramos kilos de material que termina en los vertederos. En una sociedad donde favorece el consumismo, nos hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad bombardea constantemente con anuncios cuyo objetivo es consumir por consumir.
Debemos elegir productos no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.

Hay que tener en cuenta que es en los hogares donde más residuos de envases se generan. Si colaboramos separándolos correctamente en casa, haremos posible que los envases se puedan reciclar y así contribuir a darles una segunda vida evitando que terminen en un vertedero. Para ello debemos primero que aprender a reciclar.


LA REGLA DE “LAS 4R”: REDUCIR, REUTILIZAR, REEMPLAZAR, RECICLAR




Reducir:

Evitar el sobre envasado. Elegir siempre productos con la menor cantidad de embalajes innecesarios y los que utilicen materiales reciclados.
Reducir los productos de “usar y tirar”, como el papel aluminio, las bandejas de plástico, los envases tetrabrik….
Reducir la utilización de bolsas de plástico en las compras; llevar siempre una de tela o un carrito de compra.
Impulsar los procesos de producción limpia. Por ejemplo: reutilizando el papel de regalo.
Reducir el uso de plástico en envases, embalajes, juguetes, etc.



Reutilizar:

Utilizar envases de vidrio, es 100% reciclable sin perder su calidad. Además, no se necesitan químicos para su elaboración.
Al usar el papel para escribir o imprimir, aprovechar las dos caras. También es posible fabricar pequeños blocks de notas con papel sobrante.
Utilizar filtros de café no descartables que pueden ser lavados y reutilizados.





Reemplazar:

Comprar envases de vidrio en vez de plástico o latas.
Elegir otras alternativas a juguetes que funcionan con pilas o que están hechos de plástico.
Utilizar pañuelos de tela en vez de pañuelos de papel.
Elegir cuadernos con tapas de cartón, en vez de plástico.




Reciclar:

El reciclado de los materiales es el último paso antes del pretratamiento y la eliminación de los residuos. Reciclar significa utilizar un residuo para obtener un producto similar al originario.
El reciclado permite reintroducir los distintos materiales en los ciclos de la producción, ahorrando materias primas y disminuyendo el flujo de residuos que van a parar a los tratamientos de disposición final.
Para residuos de carácter orgánico: pueden ser “compostados” para ser usados como abono de uso domiciliario o rural.

Los cartones, el papel, los vidrios, los metales, pueden ser de utilidad para algunas empresas o cooperativas que los reciclan.



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