Otra manera es tomar esto en cuenta:
- Ética
también en el consumo. En nuestras actividades cotidianas actuamos de acuerdo
con nuestra ética: valoramos lo que nos parece bien o mal antes de tomar
decisiones. En cambio, cuando consumimos es habitual tomar las opciones que se
nos presentan como más "fáciles": baratas, accesibles, de moda... El
consumo responsable (CR) intenta deshacer este "divorcio" entre el
comportamiento como ciudadanos y como consumidores: valoramos qué nos parece
bien también al consumir.
- Tomar las
riendas de las decisiones. El CR traslada la toma de decisiones desde la
publicidad, el mimetismo social o intereses particulares hacia el criterio de
cada cual. * Acción para el cambio social. Hay muchas cosas en el mundo que no
nos gustan: injusticias, degradación del medio... Nuestro consumo tiene que ver
con ellas, porque con cada acto de consumo influimos sobre la evolución de la
sociedad. El CR intenta que lo que potenciamos con nuestro consumo no sea
contradictorio con lo que queremos potenciar a nivel social.
- Cambiar la
actitud ante el consumo. Hacer un CR no se trata simplemente de una elección
entre marcas ni sólo de consumir "verde", sino de un replanteamiento
de toda la forma de consumir. Preguntémonos primero si realmente tenemos
necesidad o deseo de lo que vamos a consumir, después de cuántas maneras se
puede satisfacer esta necesidad o deseo, y finalmente, en caso de hacerlo a
través del mercado, cuál de las opciones que nos ofrece nos parece más
acertada.
-
Liberación, no obligación. No se trata de "cumplir con la obligación"
de seguir unas normas que se nos dictan; esto nos hace sentir culpables y
buscar excusas cuando no podemos hacerlo. Al contrario, se trata de sentir la
liberación de hacer lo que desde dentro sentimos que es mejor y nos hace sentir
más satisfechos, de no estar ligados a necesidades falsas, a modas o hábitos
que no sabemos muy bien porqué seguimos, de entender mejor cómo funciona el
mundo en el que vivimos, de no participar en dinámicas que no nos parecen
correctas. Practicar el consumo responsable
- Practicar
un consumo responsable empieza por algo tan sencillo como observar nuestro
consumo de cada día. Muchas veces el propio sentido común nos sugerirá cambios
positivos. No tenemos que tener miedo o vergüenza de tomar hábitos
"extraños", como ir a comprar con el carrito; lo que tendría que ser
extraño es que no sean "normales".
- Dedicar
tiempo a buscar información, identificar las opciones más válidas en cada
momento, etc. es una buena inversión: lo más seguro es que practicar un consumo
responsable nos lleve, a fin de cuentas, a disponer de más tiempo para
nosotros.
- Entender
que a veces el CR nos llevará a escoger opciones que no son las más accesibles
en el mercado o que no son las más baratas, pero también llegaremos a la
conclusión que de hecho dejar de comprar muchas cosas nos aporta muchas
ventajas; a la larga gastaremos menos dinero.
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