miércoles, 16 de agosto de 2017

Otra manera es tomar esto en cuenta:


- Ética también en el consumo. En nuestras actividades cotidianas actuamos de acuerdo con nuestra ética: valoramos lo que nos parece bien o mal antes de tomar decisiones. En cambio, cuando consumimos es habitual tomar las opciones que se nos presentan como más "fáciles": baratas, accesibles, de moda... El consumo responsable (CR) intenta deshacer este "divorcio" entre el comportamiento como ciudadanos y como consumidores: valoramos qué nos parece bien también al consumir.


- Tomar las riendas de las decisiones. El CR traslada la toma de decisiones desde la publicidad, el mimetismo social o intereses particulares hacia el criterio de cada cual. * Acción para el cambio social. Hay muchas cosas en el mundo que no nos gustan: injusticias, degradación del medio... Nuestro consumo tiene que ver con ellas, porque con cada acto de consumo influimos sobre la evolución de la sociedad. El CR intenta que lo que potenciamos con nuestro consumo no sea contradictorio con lo que queremos potenciar a nivel social.


- Cambiar la actitud ante el consumo. Hacer un CR no se trata simplemente de una elección entre marcas ni sólo de consumir "verde", sino de un replanteamiento de toda la forma de consumir. Preguntémonos primero si realmente tenemos necesidad o deseo de lo que vamos a consumir, después de cuántas maneras se puede satisfacer esta necesidad o deseo, y finalmente, en caso de hacerlo a través del mercado, cuál de las opciones que nos ofrece nos parece más acertada.


- Liberación, no obligación. No se trata de "cumplir con la obligación" de seguir unas normas que se nos dictan; esto nos hace sentir culpables y buscar excusas cuando no podemos hacerlo. Al contrario, se trata de sentir la liberación de hacer lo que desde dentro sentimos que es mejor y nos hace sentir más satisfechos, de no estar ligados a necesidades falsas, a modas o hábitos que no sabemos muy bien porqué seguimos, de entender mejor cómo funciona el mundo en el que vivimos, de no participar en dinámicas que no nos parecen correctas. Practicar el consumo responsable


- Practicar un consumo responsable empieza por algo tan sencillo como observar nuestro consumo de cada día. Muchas veces el propio sentido común nos sugerirá cambios positivos. No tenemos que tener miedo o vergüenza de tomar hábitos "extraños", como ir a comprar con el carrito; lo que tendría que ser extraño es que no sean "normales".


- Dedicar tiempo a buscar información, identificar las opciones más válidas en cada momento, etc. es una buena inversión: lo más seguro es que practicar un consumo responsable nos lleve, a fin de cuentas, a disponer de más tiempo para nosotros.



- Entender que a veces el CR nos llevará a escoger opciones que no son las más accesibles en el mercado o que no son las más baratas, pero también llegaremos a la conclusión que de hecho dejar de comprar muchas cosas nos aporta muchas ventajas; a la larga gastaremos menos dinero.
Reglas de consumo


1-Cuando vayas a comprar lee en su etiqueta de qué materia prima se fabrica , en qué forma su proceso de manufacturación impacta al medio ambiente y si genera algún daño o injusticia social.

2-Adquiere productos de empresas social y ambientalmente responsables. Es una buena forma de alentar aquellas que no lo son todavía.

3-Compra el contenido y no el envase ya que en la mayoría de las ocasiones se paga más por los envoltorios que se tiran directamente a la basura que por el contenido.

4-Evita los productos de “usar y tirar” si no son estrictamente necesarios.

5-Conoce tus derechos y obligaciones como consumidor para ejercer tu poder de comprar de manera informada y correcta.

6-No consumas compulsivamente, asegúrate de que realmente necesitas lo que vas a comprar.

7-Compra con inteligencia decidiendo responsablemente qué y a quién compras. Así puedes premiar o castigar a las empresas según su comportamiento.

8-Recicla antes que comprar, ya que muchas de las cosas que estás por tirar pueden volver a utilizarse de otras maneras y formas, usa tu imaginación.

9-Exige información para tomar una decisión responsable. Si es necesario llama o escribe a la empresa y solicítala.


10-Compra productos de tu localidad para ayudar a dinamizar la economía de tu comunidad y a crear empleo. Además consumirás productos más frescos, económicos y menos procesados.
Desventajas.


-La economía colaborativa en su conjunto se basa en la existencia de multitud de plataformas, cada vez en mayor número, dedicadas a muy diversos ámbitos. Es por ello que su evolución es muy rápida y, por lo tanto, es posible que se desconozcan muchas de las funcionalidades y prestaciones de dichas plataformas.


-El amplio espectro de plataformas de economía colaborativa que existen (y que se crearán en un futuro), hace especialmente difícil su regulación normativa, por lo que, en principio, podrían escapar al control regulatorio. Esto podría ser esgrimido por las plataformas tradicionales de la economía y del consumo, por no exigírseles las mismas limitaciones o requisitos tasados que a éstos (por ejemplo, no pagar determinados impuestos).



-Falta de protección de la persona consumidora. La falta de regulación de muchos aspectos de esta economía o consumo colaborativo, puede hacer que la persona consumidora no esté amparada por el régimen de protección otorgado por la normativa vigente en materia de consumo (por ejemplo, al compartir un vehículo, si alguna persona usuaria del mismo tuviera algún problema, no estaría amparada por la normativa de protección de las personas consumidoras).


Ventajas.


-La ventaja más inmediata puede ser el ahorro que supone, ya que, habitualmente, se obtienen precios más ventajosos que para el caso de la economía o consumo tradicionales. Además de compartir un bien, se comparte el gasto que comporta la utilización de ese bien.


-Normalmente los bienes que se comparten son continuamente utilizados, y se optimizan por lo tanto los recursos disponibles. Bienes o servicios que permanecen sin utilizar de manera regular, se comparten, alquilan, prestan o intercambian, desde personas que los poseen hacia personas que los desean o necesitan utilizar sin tenerlos en propiedad.


-Se trata de un sistema más ecológico y sostenible que el modelo tradicional de consumo. Esto conlleva beneficios medioambientales (por ejemplo, si se comparte vehículo se emitirán menos contaminantes a la atmósfera que si cada persona utiliza su vehículo privado).


-Las personas consumidoras pueden gozar de un mayor número de posibilidades de bienes y servicios, al reducirse la barrera de acceso económica.


-Se trata de un sistema que genera confianza, ya que, en muchas ocasiones, se llega a conocer a la persona que facilita el servicio. Además, los comentarios o críticas que reciben las personas que ofrecen el servicio pueden regular su buen funcionamiento o su credibilidad.



-Sobre todo en esta época de crisis en la que existe una alta tasa de desempleo, la economía colaborativa se abre como una oportunidad inmejorable para el desempeño de una determinada actividad (por ejemplo, creando novedosas plataformas que posibiliten el ofrecimiento de bienes o servicios bajo el paraguas de la economía o el consumo colaborativo).



Proyectos sobre consumo consciente

Desde CECU apoyamos la idea de que como consumidores, último eslabón del sistema económico, tenemos una responsabilidad, pero también tenemos un poder. Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. 

Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.

Pero, para ello, en CECU pensamos que el consumidor tiene que estar informado; informado para ser libre y elegir correctamente. Elegir productos y servicios que vienen de formas sociales, éticas y sostenibles en toda la cadena de valor. Elegir productos o servicios acordes a sus necesidades y a su economía. El consumidor tiene que conocer, que protestar, que exigir, que reclamar.

A través de este proyecto pretendemos colaborar en la vida cotidiana, de cualquier tipo de ciudadano o ciudadana que desee contribuir, indicando que hábitos son o no recomendables. El proyecto se plantea como objetivo principal la información correcta sobre los diferentes bienes o servicios y la educación y divulgación para facilitar el conocimiento sobre su adecuado uso, consumo o disfrute. Es importante motivar una reflexión en positivo sobre las ventajas de un nuevo modelo de vida, de sociedad y de economía y de valores.

Es necesario formar, mentalizar y motivar a los ciudadanos en su ámbito doméstico, escolar, laboral y de ocio para un cambio de hábitos en dirección a frenar el cambio climático, así como dotar los de información para que asuman su responsabilidad dentro de su forma de gestión.


Se puede dividir el proyecto en dos partes claramente diferenciadas:

1ª. Campañas de sensibilización en información continúas en el año, a través de las cuales se va introduciendo el concepto de consumo responsable a diferentes grupos de interés, en función de dónde se realice el acto o sea el canal de distribución. El alcance las mismas por tanto es desde local a internacional.

2ª. Realización de un calendario año 2010 sobre el consumo responsable que comprenderá diferentes mensajes sobre el consumo responsable para cada mes del año.


Para ello por medio de dos mesas de discusión (encuestas cualitativas) pretendemos conocerlo que opinan y cómo viven los ciudadanos de a pie su vida cotidiana/ocio/vivienda/transportes/entorno laboral en relación al cambio climático. Queremos recabar impresiones de lo hablado en esas mesas con el fin de elaborar un calendario de pared con información y propuestas.

Se realizarán 5 grandes bloques actividades, con el objeto de lograr la efectiva realización del programa:


FASE I: Actividades previas. Donde se recogen las actividades de realización de campañas de sensibilización e información.


FASE II: Celebración mesa cualitativa. Selección de datos e información.


FASE III: Redacción, maquetación y edición del calendario “Por un Consumo responsable, cambiemos nuestros hábitos”.


FASE IV: Comunicación, publicidad y difusión.



FASE V: Memoria técnica y económica del programa.
¿VALE LA PENA RECICLAR?

Sociedades más desarrolladas tienen en la generación de grandes cantidades de residuos uno de los aspectos más conflictivos. La sociedad de consumo actual, donde el “usar y tirar” está a la orden del día, es una grave amenaza para la conservación de los recursos naturales. Los consumidores tienden a pensar que su comportamiento individual tiene poca incidencia en el conjunto de atentados contra el medio ambiente.



La producción de residuos casi se ha duplicado en los últimos 30 años, estamos transformando el planeta en un enorme cubo de basura, una manera para reducir la cantidad de residuos urbanos es el reciclaje.
El reciclaje es una de las maneras más fáciles de combatir el Calentamiento Global, ya que evitamos generar mayor contaminación.
Los vertidos de plásticos llegan a los océanos destruyendo la vida marina. Cada año mueren 1.000.000 criaturas marinas por la contaminación plástica de los mares. Por culpa del plástico estamos creado verdaderas islas de basura en los océanos.

El reciclaje no sólo tiene sentido desde el punto de vista ambiental, sino también desde el punto de vista económico. Al reciclar estamos ahorrando materias primas y energía en su elaboración. Por ejemplo con el reciclado de cuatro botellas de vidrio, lograríamos ahorrar la energía suficiente equivalente al funcionamiento de un frigorífico durante un día o el equivalente a lavar la ropa de cuatro personas. Cada tonelada de papel reciclado representa un ahorro de energía de 4100KWH.

Como más vale una imagen que mil palabras a continuación os muestro dos interesantes infografías sobre las diversas razones para reciclar.


¿COMO EMPEZAR A RECICLAR?

Cada día compramos y tiramos kilos de material que termina en los vertederos. En una sociedad donde favorece el consumismo, nos hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad bombardea constantemente con anuncios cuyo objetivo es consumir por consumir.
Debemos elegir productos no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.

Hay que tener en cuenta que es en los hogares donde más residuos de envases se generan. Si colaboramos separándolos correctamente en casa, haremos posible que los envases se puedan reciclar y así contribuir a darles una segunda vida evitando que terminen en un vertedero. Para ello debemos primero que aprender a reciclar.


LA REGLA DE “LAS 4R”: REDUCIR, REUTILIZAR, REEMPLAZAR, RECICLAR




Reducir:

Evitar el sobre envasado. Elegir siempre productos con la menor cantidad de embalajes innecesarios y los que utilicen materiales reciclados.
Reducir los productos de “usar y tirar”, como el papel aluminio, las bandejas de plástico, los envases tetrabrik….
Reducir la utilización de bolsas de plástico en las compras; llevar siempre una de tela o un carrito de compra.
Impulsar los procesos de producción limpia. Por ejemplo: reutilizando el papel de regalo.
Reducir el uso de plástico en envases, embalajes, juguetes, etc.



Reutilizar:

Utilizar envases de vidrio, es 100% reciclable sin perder su calidad. Además, no se necesitan químicos para su elaboración.
Al usar el papel para escribir o imprimir, aprovechar las dos caras. También es posible fabricar pequeños blocks de notas con papel sobrante.
Utilizar filtros de café no descartables que pueden ser lavados y reutilizados.





Reemplazar:

Comprar envases de vidrio en vez de plástico o latas.
Elegir otras alternativas a juguetes que funcionan con pilas o que están hechos de plástico.
Utilizar pañuelos de tela en vez de pañuelos de papel.
Elegir cuadernos con tapas de cartón, en vez de plástico.




Reciclar:

El reciclado de los materiales es el último paso antes del pretratamiento y la eliminación de los residuos. Reciclar significa utilizar un residuo para obtener un producto similar al originario.
El reciclado permite reintroducir los distintos materiales en los ciclos de la producción, ahorrando materias primas y disminuyendo el flujo de residuos que van a parar a los tratamientos de disposición final.
Para residuos de carácter orgánico: pueden ser “compostados” para ser usados como abono de uso domiciliario o rural.

Los cartones, el papel, los vidrios, los metales, pueden ser de utilidad para algunas empresas o cooperativas que los reciclan.



¿CUÁNDO DEBO PREOCUPARME?

 A menudo me disgusto por haber gastado el dinero tontamente.
Cuando me siento triste o deprimido suelo comprar para animarme.
Hago compras por impulso.
Cuando veo que algo me gusta, no me lo quito de la cabeza hasta que me lo compro.

Compro cosas inútiles que después me arrepiento de haber comprado.
Se me va el dinero sin darme cuenta.

A menudo, cuando recibo el extracto de las tarjetas me sorprende ver las cosas que había olvidado.

Frecuentemente me precipito comprando cosas sin haberlo pensado bien.
Compro ropa que después no uso.


 Por la fidelidad de la marca:

-Consumo Experimental: El consumidor compra productos nuevos y está dispuesto probarlos y dejar los viejos. Puede ser que cada vez que ve un anuncio nuevo necesite probar el producto que se publicita. No le es fiel a las marcas.

-Consumo Ocasional: Cuando no encuentra su bien de uso habitual suele comprar otro de las mismas características pero de diferente marca, su consumo es esporádico.

-Consumo Habitual: Se complementa con el ocasional ya que mantiene una marca estándar que compra siempre que la encuentra, sin embargo de no ser posible esto puede llegar a comprar otro tipo de marca.

-Consumo Fiel: Sólo compra la marca que usa habitualmente. Sino encuentra este producto es capaz de cancelarlo de la lista hasta encontrar el que él quiera. Trata de que los demás consuman la misma marca que él, ya que le es muy fiel. Si no lo encuentra en el canal distribuidor al que frecuenta suele dejar de concurrir a este.


-Consumo indiferente: El consumidor que implementa este método no suele fijarse ni en la marca ni en la propaganda del mismo, solo le interesa que cumpla la función que necesita y, generalmente que este a su alcance económico.
LOS JÓVENES: POBLACIÓN DE RIESGO:

La población joven se puede decir que constituye uno de los sectores más proclives a la práctica de la adicción consumista debido a:

1. Preexistencia de rasgos psicológicos específicos que combinan el ser “caprichoso” con la impulsividad, la habilidad y un alto nivel de ansiedad en relación con la compra.

2. La insatisfacción personal, la sensación de tedio o aburrimiento y la falta de alicientes no consumistas que en los jóvenes es muy frecuente.

3. La mayor aceptación de valores consumistas y la vulnerabilidad psicológica hacia los mensajes que relacionan el consumo con la felicidad, el éxito social y el prestigio personal.

4. La atracción por los estímulos de consumo como pasar el tiempo en hipermercados y grandes centros comerciales, ver anuncios, mirar escaparates etc.

5. El bajo nivel de autoestima y la desconfianza hacia las propias aptitudes o habilidades.



RECOMENDACIONES

-Es necesario que la sociedad entera (Instituciones, asociaciones de consumidores, padres y educadores) tome conciencia de la importancia de los problemas personales y sociales que derivan de la adicción a la compra compulsiva.

-Se debe buscar la realización de campañas específicas de sensabilización y prevención.

-Se debe intensificar la educación de los niños y jóvenes como consumidores responsables y autocontrolados.

-Tratar de hacer llegar a los padres las recomendaciones adecuadas respecto a la educación de sus hijos como consumidores responsables.

-Limitación de todo tipo de publicidad o de ofertas comerciales que estimulen la compra a crédito, enmascarando los auténticos efectos que estas compras representarán para el consumidor.  


-Ofrecer asesoramiento y ayuda psicológica, así como la creación de grupos de autoayuda y de la figura del “tutor voluntario” para los adictos al consumo.


-Consumo planeado: el consumidor realiza una clasificación reflexiva de los bienes que serán adquiridos por su persona, sabe a qué canal de distribución irá y suele llevar una lista con todos los productos que desea consumir. Su mente se concentra en elementos previamente seleccionados y no se deja influenciar por las propagandas o la mercadotecnia. Generalmente se trata de un consumidor que esta consciente de las ofertas existentes y las marcas que desea comprar.



-Consumo sugestionado: La persona que implementa este tipo de consumo se fía de las propagandas que ha visto o escuchado previamente, pero además analiza estos productos buscando información de los mismos. Una vez en el canal de distribución busca en este las ofertas existentes y puede recurrir a otras marcas
y objetos fuera de su lista. Se deja influenciar un poco y realiza compras innecesarias pero no grandes.



-Consumo Impulsivo: Este consumidor se encuentra completamente influenciado hasta el punto de ver un anuncio y correr a adquirir el producto publicitado. No mide las consecuencias de gastar mucho dinero con tal de obtener lo expuesto en el área de la mercadotecnia. Puede ser llamado también consumo compulsivo.
Según un estudio europeo, una tercera parte de los consumidores adultos europeos tiene problemas de descontrol en la compra o en el gasto.

El estudio revela que el porcentaje de adicción consumista es ligeramente superior en las mujeres (34%) que en los hombres (32%).







LAS MUJERES GANAN A LOS HOMBRES:

El estudio puso de manifiesto que las mujeres resultan ser, de forma altamente significativa, mucho más adictas a estímulos de consumo.
También se comprobó que las mujeres utilizan más la compra para afrontar situaciones de tristeza, abatimiento o depresión.

El consumo consciente 

Como ciudadanos tenemos a nuestro alcance una herramienta fundamental de cambio social: el consumo. Y no sólo es el consumo “de compras”, sino también lo que consumimos en nuestro hogar y en la actividad diaria a través de nuestras conductas. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, nuestras actividades implican un consumo de recursos naturales. Muchas veces, no tenemos en cuenta las repercusiones de nuestros procesos de abastecimiento de bienes y servicios en el medio ambiente y las personas que habitan el planeta.

Consumo (del latín: cosumere que significa gastar o destruir) es la acción y efecto de consumir o gastar, bien sean productos alimenticios y otros géneros de vida efímera, entendiendo por consumir como el hecho de destruir, utilizar comestibles u otros bienes para satisfacer necesidades o deseos, o gastar energía o un producto energético.



Consumidor es quien consume y por consciente entendemos a alguien que aplica conocimiento en sus acciones. Un consumidor consciente, es quien cubre las necesidades generadas por la vida en sociedad, siempre teniendo en consideración el impacto sobre el mismo, la naturaleza y los otros seres que le rodean. Por eso un consumidor consciente busca productos sanos y orgánicos, cuida los desechos que acumula, protege a los animales, construye en materiales saludables y de bajo impacto, no utiliza productos que hayan significado sufrimiento en los animales, etc.